Chasin' The Trane. John Coltrane en libros.
"Qué le gustaría ser de aquí a diez años" preguntó el periodista.
Sin hesitar le respondió: "Me gustaría ser santo"
La oblicua fotografía en blanco y negro desnuda una mirada perdida quién sabe en que universo ("A partir de 1962 o ‘63 no recuerdo ninguna foto suya en la que este sonriendo", dijo alguna vez Joachim Berendt). Los naranjas y rojos de las letras que la circundan parecen ilustrar la opinión de aquel saxofonista japonés que en un párrafo del libro se refiere al sonido de Coltrane como "fuego liquido". Así, el simplísimo arte de la portada pone de manifiesto, simbólicamente, el fascinante mundo que rodea a John Coltrane: la contundente certeza de su música; lo enigmatico de su imponente figura.
Aproximarse a este libro equivale a irrumpir en dos clásicos al mismo tiempo. Por un lado el de un saxofonista mítico, un hombre que revoluciono la música contemporánea y es referencial básico para cualquier aproximación al jazz moderno. Por el otro, el de una biografía que, habiendo visto la luz por primera vez en 1975 y a través de innumerables reediciones, sigue siendo uno de los mejores retratos de la obra y la vida —si es posible separarlas— de este creador extraordinario.
J.C.Thomas reconstruye cronológicamente el paso de Trane por esta tierra, a través de un relato preciso y ameno al mismo tiempo, que pasa por alto las trivialidades típicas de las biografías, para profundizar especialmente en aquello que es substancial para comprender su intensa personalidad y el desarrollo evolutivo de su arte.
La narración va acompañada de innumerables citas y testimonios de personas que tuvieron un rol importante en la vida de Coltrane; desde amigos de su infancia hasta sus distintas esposas, pasando por músicos que lo acompañaron en los distintos proyectos y agrupaciones que lo tuvieron como protagonista. La inclusión de este material aporta una enorme riqueza documental, reforzando el texto central de la obra mediante la palabra viva de personajes tan interesantes como el pianista Bill Evans, con quien compartió el sexteto de Miles Davis en el disco Kind of Blue, el baterista Elvin Jones, miembro del cuarteto de Coltrane desde 1960 hasta 1966, los saxofonistas Dewey Redman y Rahsaan Roland Kirk o el compositor frances Michel Legrand por nombrar solo algunos.
El aspecto místico implícito en la labor creativa de "Trane" adquiere, en boca de sus coetáneos, ribetes reveladores: "Una vez, escuchando Ascension, ingresé en una especie de trance y me vi a mí mismo volando sobre África. Yo podía sentir el espíritu del continente entero y su pulsación, bullendo de vida. Podía escuchar la música Africana y la de Coltrane simultáneamente. Pero no podía ver a la gente; solo la jungla y las sabanas, aun cuando no me separaban del suelo más que 15 metros. Fue la música de John Coltrane la que me guió hasta allí; como si él mismo me llevara de la mano" cuenta el guitarrista John McLaughlin.
Sin eludirlos, el autor aborda los aspectos sombríos del autor de Resolution con sobriedad, sin detenerse anecdóticamente en ellos ni enfatizarlos, sino contextualizándolos en una dimensión humana cuyo eje estaba determinado por el cambio y la experimentación permanente. Para ello, Thomas elige conservar una saludable distancia del texto, sin emitir opiniones personales ni comprometerse emocionalmente con él. Es interesante observar el inteligente equilibrio que mantiene a lo largo de las páginas; un delicioso juego en el que detrás de la objetividad periodística puede advertirse la subjetividad que opera como motor del trabajo.
El libro contiene 16 páginas de fotografías y documentos gráficos, además de una completísima discografía (117 trabajos entre sus obras como sesionista, en colaboración y al frente de sus propias agrupaciones). Su estilo narrativo es simple, permitiendo una rápida asimilación del texto incluso a aquellas personas que no posean un perfecto dominio del inglés.
Chasin' the Trane es un documento imprescindible. Una herramienta necesaria para el delicado ejercicio que supone aproximarse a John Coltrane. Sencillamente, uno de los mejores músicos populares de este siglo.
Chasin' the Trane. The music and mystique of John Coltrane. Por J.C.Thomas, Da Capo Press, New York, 252 páginas (en inglés)
Sin hesitar le respondió: "Me gustaría ser santo"
La oblicua fotografía en blanco y negro desnuda una mirada perdida quién sabe en que universo ("A partir de 1962 o ‘63 no recuerdo ninguna foto suya en la que este sonriendo", dijo alguna vez Joachim Berendt). Los naranjas y rojos de las letras que la circundan parecen ilustrar la opinión de aquel saxofonista japonés que en un párrafo del libro se refiere al sonido de Coltrane como "fuego liquido". Así, el simplísimo arte de la portada pone de manifiesto, simbólicamente, el fascinante mundo que rodea a John Coltrane: la contundente certeza de su música; lo enigmatico de su imponente figura.Aproximarse a este libro equivale a irrumpir en dos clásicos al mismo tiempo. Por un lado el de un saxofonista mítico, un hombre que revoluciono la música contemporánea y es referencial básico para cualquier aproximación al jazz moderno. Por el otro, el de una biografía que, habiendo visto la luz por primera vez en 1975 y a través de innumerables reediciones, sigue siendo uno de los mejores retratos de la obra y la vida —si es posible separarlas— de este creador extraordinario.
J.C.Thomas reconstruye cronológicamente el paso de Trane por esta tierra, a través de un relato preciso y ameno al mismo tiempo, que pasa por alto las trivialidades típicas de las biografías, para profundizar especialmente en aquello que es substancial para comprender su intensa personalidad y el desarrollo evolutivo de su arte.
La narración va acompañada de innumerables citas y testimonios de personas que tuvieron un rol importante en la vida de Coltrane; desde amigos de su infancia hasta sus distintas esposas, pasando por músicos que lo acompañaron en los distintos proyectos y agrupaciones que lo tuvieron como protagonista. La inclusión de este material aporta una enorme riqueza documental, reforzando el texto central de la obra mediante la palabra viva de personajes tan interesantes como el pianista Bill Evans, con quien compartió el sexteto de Miles Davis en el disco Kind of Blue, el baterista Elvin Jones, miembro del cuarteto de Coltrane desde 1960 hasta 1966, los saxofonistas Dewey Redman y Rahsaan Roland Kirk o el compositor frances Michel Legrand por nombrar solo algunos.
El aspecto místico implícito en la labor creativa de "Trane" adquiere, en boca de sus coetáneos, ribetes reveladores: "Una vez, escuchando Ascension, ingresé en una especie de trance y me vi a mí mismo volando sobre África. Yo podía sentir el espíritu del continente entero y su pulsación, bullendo de vida. Podía escuchar la música Africana y la de Coltrane simultáneamente. Pero no podía ver a la gente; solo la jungla y las sabanas, aun cuando no me separaban del suelo más que 15 metros. Fue la música de John Coltrane la que me guió hasta allí; como si él mismo me llevara de la mano" cuenta el guitarrista John McLaughlin.Sin eludirlos, el autor aborda los aspectos sombríos del autor de Resolution con sobriedad, sin detenerse anecdóticamente en ellos ni enfatizarlos, sino contextualizándolos en una dimensión humana cuyo eje estaba determinado por el cambio y la experimentación permanente. Para ello, Thomas elige conservar una saludable distancia del texto, sin emitir opiniones personales ni comprometerse emocionalmente con él. Es interesante observar el inteligente equilibrio que mantiene a lo largo de las páginas; un delicioso juego en el que detrás de la objetividad periodística puede advertirse la subjetividad que opera como motor del trabajo.
El libro contiene 16 páginas de fotografías y documentos gráficos, además de una completísima discografía (117 trabajos entre sus obras como sesionista, en colaboración y al frente de sus propias agrupaciones). Su estilo narrativo es simple, permitiendo una rápida asimilación del texto incluso a aquellas personas que no posean un perfecto dominio del inglés.
Chasin' the Trane es un documento imprescindible. Una herramienta necesaria para el delicado ejercicio que supone aproximarse a John Coltrane. Sencillamente, uno de los mejores músicos populares de este siglo.
Chasin' the Trane. The music and mystique of John Coltrane. Por J.C.Thomas, Da Capo Press, New York, 252 páginas (en inglés)
Desde hace algunos años, el mercado discográfico norteamericano viene satisfaciendo su avieso interés en clasificar, rotular y empaquetar (sobre todo eso, empaquetar) mediante la creación de “géneros” musicales supuestamente nuevos. Algunos de estos nuevos compartimentos en las bateas son: Alternative Music, New Age Music y World Music.
Integrar estilos y tradiciones musicales separados en algunos casos por siglos de evolución no es una tarea sencilla. Las músicas de los pueblos son parte integrante de sus cosmogonías; de sistemas de pensamientos que prefiguran la realidad, el mundo y el modo de habitarlo. “Real World”, el nombre elegido por Peter Gabriel para su sello discográfico es, en este sentido, casi una declaración de principios. No se trata solamente de ejercitar el exotismo, rescatando las tareas creativas de algunos pocos “iluminados” que habitan el tercer mundo, sino de restablecer el nexo entre las distintas experiencias que dignifican la creación musical humana. Generar un vínculo genuino entre las diversas realidades sonoras que pueblan esta tierra requiere de algo más que conocimientos e inquietudes musicales. La mayoría de las aproximaciones que occidente ha iniciado con el resto del mundo han sido, o bien paternalistas —una especie de conservacionismo étnico— o bien tendientes a usufructuar ese tesoro ancestral que nuestra devastadora cultura a reducido a su mínima expresión, para luego arrogarse su “descubrimiento”. Más allá de sus innegables logros musicales, muchas de las obras de Paul Simon responden a este signo. Un intercambio legítimo se constituye desde el acercamiento paulatino y sincero. Una actitud humilde y reverencial hacia las manifestaciones musicales de cualquier cultura ajena a nuestra realidad inmediata, suele despertar naturalmente ese mutuo respeto que garantiza una entrega reciproca, elemento primordial en la creación de una música “real” y consistente.
Auditiva y emocionalmente, la música de Dino Saluzzi encaja de maravillas en esta imagen, ya que la fuente heterogénea que nutre sus composiciones puede apreciarse fluyendo en el aroma del conjunto, pero nunca aislarse en referenciales fijos o convencionales.